Ha de tenerse en cuenta que un perro obediente, sociable y bien entrenado, ademßs de una buena compa±φa, es tambiΘn una prueba o un reflejo de las propias cualidades de su amo. Por tanto, entrenar a un perro para que viva en una casa y ense±arle a obedecer son tareas encomiables que, cuando menos, requieren tiempo y paciencia. La decisi≤n de compartir nuestras vivencias con un perro no siempre es tan sencilla como pudiera parecer en un principio. Las travesuras, el adiestramiento, el cuidado e higiene y el tiempo que debemos dedicar a nuestro mejor amigo irracional son factores que han de tenerse en cuenta y que deben considerarse con absoluta frialdad y cßlculo antes de optar por una elecci≤n precipitada: hay que reflexionar muy seriamente sobre los inconvenientes ya que, como es obvio, las ventajas se nos darßn por a±adidura.